Causalidad, coincidencia, casualidad... Dos títulos del actor británico Sam Worthington coinciden en taquilla: por un lado el thiller de acción Al borde del Abismo (Man on a Ledge, 2012) y por otro Ira de Titanes (Wrath of the Titans, 2012) secuela del éxito comercial Furia de Titanes, donde vuelve a repetir en el papel del semidios Perseo.
Al Borde del Abismo nos presenta a Sam Worthington como Nick Cassidy, ex-agente de policia de la ciudad de Nueva York quien, acusado de corrupción, es encarcelado y repudiado por sus antiguos compañeros. Tras fugarse de prisión toma una habitación en una de las plantas más altas del famoso Hotel Roosevelt y, tras pedir el desayuno, abre la ventana y se sube a la cornisa del exterior del edificio en lo que parece un intento de suicidio. Su decisión atrae la atención de todos los medios y compromete la labor de la experta en negociación del departamento, Lydia Spencer (la bella Elizabeth Banks) y su compañero (Edward Burns), que sospecha que todo este asunto crea un conflicto de intereses para la agente. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa la negociadora intentando mediar en el conflicto de Cassidy, más es consciente de que el ex policía podría tener otro tipo de motivos para causar tal conmoción. ¿Quiere Nick realmente quitarse la vida o oculta tras su acto intenciones más oscuras?
Un planteamiento que, no obstante, es incapaz de paliar las deficiencias (ya no sé si de guión o de su realizador) a la hora de cohesionar todo el conjunto, lidiando con una tensa intriga que se diluye cara al espectador tan pronto como se nos hace partícipes del plan urdido en este particular circo de dos pistas (hecho que no tarda en producirse para nuestra decepción) en combinación con pasajes dignos de un film de comedia romántica adolescente que del thriller que inicialmente motivó nuestra entrada en la sala.
Título original: Man on a Ledge
Año: 2012
Director: Asger Leth
Intérpretes: Sam Worthington, Elizabeth Banks, Jamie Bell, Anthony Mackie, Génesis Rodríguez, Ed Harris
Imbd
FilmAffinity
Rotten Tomatoes
La segunda aparición estelar del actor, como ya avanzabamos, es Ira de Titanes, la "esperada" secuela del realtivo éxito comercial, y despropósito para muchos, que firmase Louis Leterrier hace un par de años tomando como referencia el recordado clásico de aventuras Furia de Titanes, dirigido en 1981 por Desmond Davies y último trabajo del artesano del stop motion Ray Harryhausen.
La nueva entrega retoma al personaje de Perseo diez años después de derrotar al monstruoso Kraken. El semidios, que lleva una apacible existencia en el pueblo de pescadores que le vio nacer junto a su hijo Helio, rehusa unirse a la expedición que su padre Zeus (Liam Neeson) encabeza para contener a los titanes y la ira de Kronos en su prisión del Tártaro.
Los dioses del Olimpo, debilitados por la ausencia de devoción humana, finalmente caen derrotados por la traición de Hades (Ralph Fiennes) y el dios guerrero Ares (Edgar Ramírez), haciendo preso a Zeus para utilizar su poder en la liberación de Kronos.
Con éste sometido y el infierno cirniéndose sobre la Tierra, Perseo se embarcará en una peligrosa odisea para liberar a su padre de las garras de sus captores, derrocar a los titanes y salvar a la raza humana.
El pretexto para este nuevo episodio de las aventuras de este Perseo de ficción (propiamente dicho) es el de continuar explotando el tirón comercial de esta corriente de films "neo-peplum" que vienen salpicando la taquilla de un tiempo a esta parte. Ya es indiferente mantener alguna fidelidad por remota que sea con los relatos mitológicos clásicos (algo que en el film previo se intentó respetar en la medida de lo posible, también con ciertas licencias) sino que el realizador en connivencia con su equipo de guionistas practican el mismo pasatiempo que en el clásico ochentero gustaba de disfrutar el Señor del panteón del Olimpo, es decir, manejar a su antojo deidades, referencias y lugares sin orden ni concierto, enarbolando una maraña de previsibilidad no sin cierto ritmo pero carente de cualquier valor que no sea el meramente estético, ya que ni las interpretaciones ni tan siquiera la historia tienen demasiado interés a no ser el de pasar hora y media larga devorando palomitas y quizás elogiar la espectacularidad de la filmación tridimensional, único valor añadido que puedan ofrecer los gestores de este disparate que, y eso nos tememos, podría tener una tercera entrega.
Que los dioses no lo quieran...
Al Borde del Abismo nos presenta a Sam Worthington como Nick Cassidy, ex-agente de policia de la ciudad de Nueva York quien, acusado de corrupción, es encarcelado y repudiado por sus antiguos compañeros. Tras fugarse de prisión toma una habitación en una de las plantas más altas del famoso Hotel Roosevelt y, tras pedir el desayuno, abre la ventana y se sube a la cornisa del exterior del edificio en lo que parece un intento de suicidio. Su decisión atrae la atención de todos los medios y compromete la labor de la experta en negociación del departamento, Lydia Spencer (la bella Elizabeth Banks) y su compañero (Edward Burns), que sospecha que todo este asunto crea un conflicto de intereses para la agente. Sin embargo, cuanto más tiempo pasa la negociadora intentando mediar en el conflicto de Cassidy, más es consciente de que el ex policía podría tener otro tipo de motivos para causar tal conmoción. ¿Quiere Nick realmente quitarse la vida o oculta tras su acto intenciones más oscuras?
Acción, intriga y toques de humor en un thriller donde nada es lo que parece o, al contrario y lamentablemente, todo parece ser lo que finalmente resulta ser, un previsible guión para el lucimiento interpretativo del estático Worthington, actor que desde hace tiempo viene desempeñando papeles de similar corte dramático.
Con un punto de partida sugerente, la construcción del relato paralelo de las dos parejas protagonistas, presunto suicida y sufrida negociadora en el escenario de la cornisa por una parte, y hermano del convicto junto a su ayudante femenina (un Jamie Bell alejado años luz de ese primer papel bailarín y sandunguero que le diese fama al inicio de su carrera y la interesante presencia femenina de Genesis Rodríguez, hija a la postre del conocido cantante Jose Luis Rodríguez "El Puma", ahí es nada) por otra, es el elemento catalizador de una historia por otro lado harto conocida, la de un personaje víctima de una trama corrupta que, acusado injustamente, actúa en consecuencia buscando limpiar su nombre de la manera más calculada e ingeniosa posible en un trazado maniqueo en el que los villanos hacen honor a su perversa actitud (encabezados por un Ed Harris que poco tiene que esforzarse para parecerlo).
Un planteamiento que, no obstante, es incapaz de paliar las deficiencias (ya no sé si de guión o de su realizador) a la hora de cohesionar todo el conjunto, lidiando con una tensa intriga que se diluye cara al espectador tan pronto como se nos hace partícipes del plan urdido en este particular circo de dos pistas (hecho que no tarda en producirse para nuestra decepción) en combinación con pasajes dignos de un film de comedia romántica adolescente que del thriller que inicialmente motivó nuestra entrada en la sala.
Título original: Man on a Ledge
Año: 2012
Director: Asger Leth
Intérpretes: Sam Worthington, Elizabeth Banks, Jamie Bell, Anthony Mackie, Génesis Rodríguez, Ed Harris
Imbd
FilmAffinity
Rotten Tomatoes
La segunda aparición estelar del actor, como ya avanzabamos, es Ira de Titanes, la "esperada" secuela del realtivo éxito comercial, y despropósito para muchos, que firmase Louis Leterrier hace un par de años tomando como referencia el recordado clásico de aventuras Furia de Titanes, dirigido en 1981 por Desmond Davies y último trabajo del artesano del stop motion Ray Harryhausen.
La nueva entrega retoma al personaje de Perseo diez años después de derrotar al monstruoso Kraken. El semidios, que lleva una apacible existencia en el pueblo de pescadores que le vio nacer junto a su hijo Helio, rehusa unirse a la expedición que su padre Zeus (Liam Neeson) encabeza para contener a los titanes y la ira de Kronos en su prisión del Tártaro.
Los dioses del Olimpo, debilitados por la ausencia de devoción humana, finalmente caen derrotados por la traición de Hades (Ralph Fiennes) y el dios guerrero Ares (Edgar Ramírez), haciendo preso a Zeus para utilizar su poder en la liberación de Kronos.
Con éste sometido y el infierno cirniéndose sobre la Tierra, Perseo se embarcará en una peligrosa odisea para liberar a su padre de las garras de sus captores, derrocar a los titanes y salvar a la raza humana.
El pretexto para este nuevo episodio de las aventuras de este Perseo de ficción (propiamente dicho) es el de continuar explotando el tirón comercial de esta corriente de films "neo-peplum" que vienen salpicando la taquilla de un tiempo a esta parte. Ya es indiferente mantener alguna fidelidad por remota que sea con los relatos mitológicos clásicos (algo que en el film previo se intentó respetar en la medida de lo posible, también con ciertas licencias) sino que el realizador en connivencia con su equipo de guionistas practican el mismo pasatiempo que en el clásico ochentero gustaba de disfrutar el Señor del panteón del Olimpo, es decir, manejar a su antojo deidades, referencias y lugares sin orden ni concierto, enarbolando una maraña de previsibilidad no sin cierto ritmo pero carente de cualquier valor que no sea el meramente estético, ya que ni las interpretaciones ni tan siquiera la historia tienen demasiado interés a no ser el de pasar hora y media larga devorando palomitas y quizás elogiar la espectacularidad de la filmación tridimensional, único valor añadido que puedan ofrecer los gestores de este disparate que, y eso nos tememos, podría tener una tercera entrega.
Que los dioses no lo quieran...
Título original: Wrath of the Titans
Año: 2012
Director: Jonathan Liebesman
Intérpretes: Rosamund Pike,Toby Kebbell,Ralph Fiennes, Liam Neeson, Sam Worthington, Edgar Ramírez, Bill Nighy, Freddy Krable, Danny Huston, Spencer Wilding, Alejandro Naranjo
Imbd
FilmAffinity
Rotten Tomatoes
Nadie se atreve aún...
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