Sucker Punch

el 28.3.11   |  

"Del visionario Zack Snyder", la firma con la que se presenta cada nuevo proyecto de un director que, con cinco largos en su haber, ha sido encumbrado a las más altas cotas de creatividad dentro del panorama fílmico de los últimos años. Desde luego con este su último trabajo hasta el momento dará que hablar, ya que este Sucker Punch (podría traducirse como Golpe Bajo) se repartirá de seguro entre igual número de detractores como de defensores a ultranza.

En las tricheras: las chicas siempre puestas y dispuestas.

Las supernenas aterrizamos siempre de la manera más cool posible.

Es innegable que cada una de sus producciones desde su adaptación del cómic de Frank Miller, 300, se ha caracterizado por ser visualmente impactante (si exceptuamos su film debutante, El Amanecer de los Muertos, que sin poseer esa espectacularidad sí que imprimió un dinamismo y una fluidez en el desarrollo de la historia que en el original brillaba por su ausencia), y en esta última entregas, a la espera de lo que nos depara su concepto del conocido alienígena del planeta Krypton, Superman, no iba a ser menos. Pero de eso hablaremos después, vayamos por partes...

Compases finales de una intro espléndida: claro que todo podía malograrse...

Empecemos con la historia: después de ser internada en un centro psiquiátrico para jovencitas por su lascivo y codicioso padrastro tras un accidente con el trágico fallecimiento de su hermana menor (en un notable prólogo acompañado por una interesante versión del Sweet Dreams de Annie Lenox interpretado por Emily Browning, a la postre protagonista de la película) Baby Doll tendrá que enfrentarse a los planes que su postizo progenitor, ávido de la herencia de la inocente chica, ha tramado en connivencia con el malvado celador de la institución, corrupto personaje que utiliza a las jóvenes en sus negocios ilícitos. Desde ese momento comienza una carrera contrarreloj de la veinteañera para escapar del oscuro lugar con la ayuda de sus compañeras de encierro, una viaje a medio camino entre la realidad y sus episodios oníricos, otra vía de escape de nuestra joven heroína.

Scott Glenn, un particular Amo del Calabozo en las oníricas aventuras de nuestra Baby Doll.

A grandes trazos eso es lo que el realizador nos cuenta en su argumento original, una "especie de Alicia con metralletas" como él mismo definió esta historia plagada de efectos visuales, un espectáculo grandioso aderezado con una potente selección musical que enmascara el vacío del planteamiento de Snyder, una gran NADA revestida de reflexión transcedental (debemos esperar hasta el tercio final de la película y, más concretamente, a su desenlace, para que la narración concluya en un mensaje de autoreafirmamiento personal (explícito, no sea que la atención y la capacidad de raciocinio del espectador deslumbrado por tanto artificio no dé para mucho más).

La Doctora Vera Gorski (Carla Gugino) y el inefable celador y villano de opereta Blue Jones (Oscar Isaac), gerentes de un negocio nada lícito.

El camino del guerrero: Baby es iniciada en sus artes y lucha contra sus particulares Goliath en una escena que bebe mucho de la imaginería Kill Bill y sucedáneos.

Quedémonos, no obstante, con los enormes y apoteósicos momentos de su metraje, comenzando con la mencionada apertura del relato, con sus planos detalle, con sus tomas matizadas digitalmente y sus tiempos ralentizados (utilizados abusivamente durante toda su duración), todos y cada uno de los pasajes de ensoñación donde se imbulle la virginal Baby en su proceso de crecimiento interior (desde el lirismo de las escenas nevadas de ambientación oriental hasta los episodios propios de cualquier aventura tolkieniana o enmarcados en la acción épica de la Dragonlance, las luchas de sus particulares Ángeles de Charlie en trincheras atestadas de zombificados nazis o con futuristas androides bastardos de Yo, Robot), misiones que cualquier jugador de rol o aficionado a los videojuegos de seguro apreciará y disfrutará en todas su magnitud, un reconocible esquema que desde el primer descenso al plano imaginario se repetirá incansable hasta el desenlace de esta fábula vacía de contenido pero saturada en un continente excesivo, barroco, de tintes steampunk en ocasiones, una narración que Del Toro, con menos fastos pero de manera más eficaz ya describió en su estupenda El Laberinto del Fauno.

No, no estamos en Moulin Rouge ni somos el cuerpo de baile de Lady Gaga.

Lo mejor, sin duda, de este largo: Jena Malone y Carla Gugino.

Algunos diseños para los zombies nazis: soldados caídos reanimados mediante la energía del vapor y elementos mecánicos, claros hijos ilegítimos del Kroenen de Mignola.

Aparte de su cuidado diseño de producción y vestuario (con una mezcolanza de estéticas, desde los años 40 y corpiños de seguro envidia de la excesiva Dita Von Teese hasta influencias post-apocalípticas madmaxianas) ¿algo más que nos ofrezca este artificial y artificioso guión? Pues pese al regalo para la vista que es disfrutar de rostros agraciados ( Carla Gugino sigue tan guapa como siempre y la mayoría de las integrantes del elenco femenino valen el soportar estas casi dos horas de duración) y alguna de las interpretaciones (personalmente me quedo con el papel de Rocket, una Jena Malone expresiva y con la que podemos en cierto modo empatizar frente a la inercia facial de la morritos protagonista principal), esta variación del camino del héroe poco más puede ofrecer, a pesar de los intentos de dotar al conjunto de cierto mensaje transcendente. Y es que los sueños, al fin y al cabo, sueños son.


Título original: Sucker Punch
Año: 2011
Director: Zack Snyder
Intérpretes: Emily Browning, Abbie Cornish, Oscar Isaac, Carla Gugino, Jena Malone, Vanessa Hudgens, Scott Glenn, Jamie Chung
Imbd
FilmAffinity
Rotten Tomatoes

Nadie se atreve aún...

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