Ghost Rider, Easy Rider

el 24.2.12   |  


La carrera de Nicholas Cage ha sufrido un ritmo bastante errático desde que alcanzase su punto álgido a mediados de los noventa con su interpretación del alcohólico terminal en Leaving Las Vegas. Desde entonces con mayor o menor fortuna (más esto último) el sobrino de Coppola ha intentado equilibrar su bagaje actoral con proyectos comerciales y otros trabajos menos alimenticios... Tras sus dos últimos estrenos bastante ignorados en lo que a taquilla se refiere el californiano regresa a nuestras pantallas con la secuela de su último éxito comercial, El Motorista Fantasma: Espíritu de Venganza.


Johnny Blaze (Cage) vive atormentado desde que su pacto con el diablo Roarke (Ciarán Hinds, El Topo) le transformase en el temible Motorista Fantasma, castigo de pecadores irredentos. Vagando sin rumbo, alejado de todo vestigio humano y temeroso del daño que pueda causar a sus semejantes, llega el día en que se cruza en su camino un extraño religioso borrachín de nombre Moreau (Idris Elba) que le promete un remedio para liberarse de su terrible condena a cambio de su ayuda en una misión vital para su orden: proteger a una madre y su hijo sobre los que una maligna amenaza parece cernirse. El futuro de la Humanidad está en juego y el único salvador posible llega directamente del rincón más ardiente del Infierno, combatiendo el Mal...con Mal.


Quizás los nombres Mark Neveldine y Brian Taylor a más de uno le puedan sonar a chino, pero si mencionamos algunos de sus anteriores méritos curriculares, la saga de estética Grand Theft Auto Crank (a mayor gloria de su protagonista, el incombustible tetosterónico Jason Statham) y la futurista y desaprovechada Gamer (con un Gerald Butler perdido en un universo Sims llevado al límite), podemos hacernos una idea de lo que ofrece nuestro motorista, y en tal sentido no defrauda, ya que se trata del ejercicio de pirotecnia efectista y carente de alma con el que la pareja de directores acostumbra a "asombrarnos", lo que, habida cuenta en un estreno palomitero, cumple sobradamente con las expectativas del espectador ávido de una buena dosis de acción y fx a tutiplén, esta vez magnificados gracias a la magia del 3D. Toda otra consideración queda relegada a un segundo plano y, obviamente, carece de importancia en esta gran producción de nada.


Desaprovechar el talento interpretativo de Idris Elba que sobradamente ha dado muestra de sus virtudes en la galardonada miniserie de la BBC Luther relegándole a un ridículo papel secundario o malograr la actuación del últimamente muy prolífico Ciarán Hinds con un rol de villano de opereta también está fuera de toda consideración en un reparto de personajes bidimensionales (entre los que casa a la perfección un envejecido Christopher Lambert) al servicio de un espectáculo orquestado para el total lucimiento de su protagonista absoluto, Cage y su malignidad pixelada, esta vez de look más oscuro y agresivo, más mordaz e irónico, diabólico guardaespaldas émulo del T-800 cameroniano, envuelto en una sucesión de persecuciones a lomos de su flamígera combatiendo toda injusticia pecadora a golpe de cadenazo y emanando bocanadas de llameante espíritu vengativo. Ni más ni menos.


Obviando otro tipo de análisis más pormenorizado del film (al igual que David S. Goyer reserva su pluma para determinadas adaptaciones comiqueras con mayor acierto), una cabalgada fácil para nuestro llanero Cage, al menos hasta que las autopistas de taquilla lleguen a su fin. Eso sí que es un auténtico infierno.


Título original: Ghost Rider: Spirit of Vengeance
Año: 2011
Director: Mark Neveldine, Brian Taylor
Intérpretes: Nicholas Cage, Ciarán Hinds, Idris Elba, Violante Placido, Fergus Riordan
Imbd
FilmAffinity
Rotten Tomatoes



Nadie se atreve aún...

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